El fuerte terremoto, de magnitud 7, que ha dejado centenares de muertos y heridos, ha destruido edificios y obligado a los habitantes de las principales ciudades a abandonar precipitadamente sus hogares.
Los residentes de Marrakech, la gran ciudad más cercana al epicentro, dijeron que algunos edificios se habían derrumbado en el casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y la televisión local mostró imágenes del minarete de una mezquita derrumbado con escombros sobre coches destrozados.
Irene Seixas, una española que se encuentra en Marrakech, ha contado en primera persona a RTVE cómo ha vivido el terremoto en Marruecos. «Nosotros estábamos en plena medina (el centro de la ciudad). Se nos derrumbó prácticamente todo encima. Tuvimos la suerte de que nuestro riad (alojamiento) no se vino abajo porque estaba reformado, pero los de al lado se vinieron abajo todos. No paraba de entrar polvo y decidimos salir a la calle«, ha contado.
Seixas ha relatado que se ha juntado un grupo de españoles y que han dormido todos en plena calle. «Ahora mismo estamos destempladísimos. No teníamos mantas ni nada y aquí por la noche hace mucho frío», ha detallado.
También relató su experiencia en TVE Manuel Marhuenda, otro español que se encontraba con un grupo de amigos de vacaciones en Marrakech. «Los que estaban en la casa fueron los que peor lo pasaron, porque vieron cómo se les caía el techo. Los que estábamos fuera lo llevamos mejor. Todo el mundo corría hacia la plaza. En el momento no fuimos conscientes de la gravedad», ha explicado.
En Marrakech también estaba Pablo Segarra, de 21 años, y sus cuatro amigos, todos de Elche, que durmieron en el cemento de la plaza con otros dos españoles de Bilbao, Gorka Pagani y su padre.
Al lado de sus mochilas, botellas de agua, babuchas y algunas mantas, Pablo cuenta que el terremoto les sorprendió a los seis tomando un té en la azotea de su albergue. «De repente empezó a temblar todo y comenzó a salir humo del centro del riad, así que nos tocó bajar corriendo. Entonces vimos una escena muy dura, con muchos edificios medio derrumbados y gente en el suelo que no sabías en qué estado estaba», relata Pablo a EFE.
Gorka afirma que ocurrió «de un momento a otro» y que bajaron a la calle «en shock». «No sabía si estaba en una película, había gente en el suelo», confiesa adormilado con su padre a unos metros de él.
Margarita Pacheco lo vivió como «una bomba». «Empezó a sonar un rugido y me dije: ‘es un atentado’, dice a EFE esta española. «Duró como cuatro o cinco minutos, no he visto una cosa parecida en mi vida, se nos ha caído la televisión, los jarrones, los espejos«.
Montasir Itri, residente en el pueblo de montaña de Asni, cerca del epicentro, dijo a Reuters que la mayoría de las casas habían sufrido daños. «Nuestros vecinos están bajo los escombros y la gente está trabajando duro para rescatarlos utilizando los medios disponibles en el pueblo», dijo.
Más al oeste, cerca de Taroudant, el profesor Hamid Afkar dijo que había huido de su casa y que sintió las réplicas. «La tierra tembló durante unos 20 segundos. Las puertas se abrieron y cerraron solas cuando bajé corriendo desde el segundo piso», dijo.
Según el Centro Geofísico de Marruecos, el seísmo se produjo en la zona de Ighil, en el Alto Atlas, y tuvo una magnitud de 7,2 grados. El Servicio Geológico de EEUU situó la magnitud del seísmo en 6,8 y dijo que se había producido en el Alto Atlas.
En Marrakech, algunas casas del apretado casco antiguo se habían derrumbado y la gente trabajaba duro a mano para retirar los escombros mientras esperaban la llegada de equipos pesados, aseguró el residente Id Waaziz Hassan.
Imágenes de la muralla medieval de la ciudad mostraban grandes grietas en una sección y partes caídas, con escombros esparcidos por la calle.
Otro vecino de Marrakech, Brahim Himmi, aseguró que vio ambulancias saliendo del casco antiguo y muchas fachadas de edificios dañadas. Dijo que la gente estaba asustada y se quedaba fuera por si se producía otro terremoto.
«La lámpara de araña se cayó del techo y salí corriendo. Sigo en la calle con mis hijos y tenemos miedo», dijo Houda Hafsi, de 43 años, en Marrakech.
Otra mujer, Dalila Fahem, dijo que había grietas en su casa y daños en los muebles. «Afortunadamente, aún no me había ido a dormir», dijo.
Los habitantes de Rabat, a unos 350 km al norte de Ighil, y de la ciudad costera de Imsouane, a unos 180 km al oeste, también huyeron de sus casas por temor a un seísmo más fuerte, según testigos de Reuters.
En Casablanca, a unos 250 km al norte de Ighil, la gente que pasó la noche en la calle estaba demasiado asustada para volver a sus casas.
«La casa se sacudió con fuerza, todo el mundo estaba asustado», dijo Mohamed Taqafi. «Pensé que era sólo mi casa la que se movía porque es frágil y vieja. Oí gritar a la gente, todos salieron de sus casas«. Los vídeos compartidos en las redes sociales de los momentos inmediatamente posteriores al seísmo, que Reuters no pudo verificar inmediatamente, mostraban a la gente corriendo temerosa fuera de un centro comercial, restaurantes y edificios de apartamentos y congregándose en el exterior.
El francés Michael Bizet, que posee tres establecimientos turísticos en casas tradicionales (riads) de la ciudad vieja de Marrakech, dijo a la agencia AFP que la sacudida lo despertó durante el sueño. «Pensaba que mi cama salía volando. Salía a la calle medio desnudo y fui a ver los riads. Era un caos total, una catástrofe de verdad, de locos», explicó.