Geopolítica El fuego sagrado por el que pugnan China y EEUU Asia China confirma que Xi Jinping no asistirá a la cumbre del G20
Después de llevar la voz cantante en las reuniones del G-20 sobre priorizar las ayudas a los países en vías de desarrollo, los del llamado Sur Global, el presidente estadounidense, Joe Biden, ha terminado el domingo la cumbre y rápido ha cogido un avión rumbo a Vietnam. Una breve parada antes de volver a casa que es clave para contrarrestar la influencia de China en la región.
El anuncio más importante tras el aterrizaje de Biden en Hanoi ha sido un acuerdo en el que el país del sudeste asiático ha elevado la relación con Estados Unidos a «asociación de estrategia integral».
Es una designación simbólica, pero con gran peso geopolítico. Ahora, ambos países comparten el máximo estatus en cuanto a relaciones bilaterales, igualando el nivel que en la nación comunista tienen regímenes autoritarios como China y Rusia.
Vietnam también funciona como un régimen unipartidista, pero le interesa el acercamiento con su antiguo enemigo, Washington, por los muchos problemas que tiene con la vecina China en cuanto a reclamos en las aguas en disputa que comparten.
Esta nueva alianza llega casi medio siglo después del fin de la guerra de Vietnam. Tras la victoria del Partido Comunista en 1975, EEUU impuso un embargo comercial que se mantuvo hasta 1994.
«Vietnam es una potencia crítica en el mundo y un referente en esta región vital», dijo Biden nada más aterrizar en Hanoi, donde fue recibido por el mandamás vietnamita, Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido Comunista de Vietnam.
Biden se saltó la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) en Yakarta, celebrada justo antes de la reunión del G-20, para ir a Vietnam en un intento por mostrar la importancia que la primera potencia mundial otorga a su relación con un país que, al igual que su rival China, tampoco pasa los estándares básicos de derechos humanos que defiende Washington.
