EXCLUSIVO SUSCRIPTORES
La policía secreta del régimen de Adolf Hitler fue una pieza central de la maquinaria de muerte y represión antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
El 26 de abril de 1933, Hermann Göring, comandante en jefe de la Fuerza Aérea de la Alemania nazi, la Luftwaffe, firmó el decreto que creaba la Geheime Staatspolizei (más conocida como Gestapo), uno de los grandes símbolos del Estado policial nazi.
Hasta entonces existía ya una policía política secreta, que había asesinado a opositores políticos en los primeros años de gobierno del Partido Nazi de Adolf Hitler.
En febrero de ese mismo año, 1933, ya había ejecutado a 50 opositores. Pero el 26 de abril, con el nuevo decreto, se amplió el rango de acción, tanto territorial como competencial.
Apenas un año después, en abril de 1934, cayó bajo control de las SS.
En cada distrito se creó una oficina de la Gestapo, que puso en marcha una red de vigilancia de la opinión pública. No era un cuerpo de policía criminal sino una policía política cuyas indicaciones eran órdenes para las demás policías y para la Administración y que contaba con más de 50.000 hombres.
La maquinaria de exterminio
La Gestapo no era responsable ante nadie, ni ante un sistema judicial absolutamente a las órdenes nazis, por lo que podía asesinar impunemente o meter en los primeros campos de concentración a quien mejor le pareciera.
Fue una de las principales herramientas para poner en marcha y gestionar los campos de concentración y exterminio y sus hombres estuvieron entre los principales criminales de guerra.
El patrón de las SS, Heinrich Himmler, convirtió a la Gestapo en una máquina de represión eficaz y la integró en la Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA), lo que forzó que los cuerpos de policía regulares todavía existentes (Kriminalpolizei, Ordnungspolizei y Sicherheitspolizei) pasaran a integrarse en la Gestapo.
Muchos otros de los hombres que desfilaron luego por los juicios de Nüremberg por los crímenes de guerra del nazismo fueron los grandes conductores de la Gestapo.
La RSHA fue dirigida hasta 1942 por Reinhard Heydrich, un hombre al que la historia vio como uno de los nazis con menos escrúpulos, un hombre desprovisto de cualquier sentido de moral.
Y la Gestapo pasó a los mandos de un subordinado de Heydrich, Heinrich Müller. Cuando Heydrich fue asesinado por resistentes checos la RSHA pasó a los mandos de otro SS, Ernst Kaltenbrunner.